Relato que me sorprendió porque se escribió solo.
11/12/13
Últimamente estoy inspirada y se nota. Se nota tanto que ni yo me lo creo. Este texto como siempre, está basado en algo que me ha llamado muchísimo la atención y con un toque de experiencia personal me inspira para relatarlo de forma que os guste.
11/12/13
Últimamente estoy inspirada y se nota. Se nota tanto que ni yo me lo creo. Este texto como siempre, está basado en algo que me ha llamado muchísimo la atención y con un toque de experiencia personal me inspira para relatarlo de forma que os guste.
Así que este video http://www.youtube.com/watch?v=etD9bIOR2JY sumado a mi experiencia y mi imaginación dan como resultado esto.
A mí este
especialmente me ha encantado cuando lo he leído terminado. Disfrutadlo como yo
lo he disfrutado al escribirlo.
El beso pasa a
ser profundo.
Tan profundo
que me ahogo en su lengua. Sus manos recorren mi piel y lo deseo en los lugares
íntimos, aquellos que sólo él ha tocado.
Tantos han
pasado por la carretera de mi vientre y a ninguno he deseado. Ninguno ha
despertado en mi eso que estaba dormido y ahora grita de triunfo por el
despertar tan esperado y ansiado.
Todos me
acotaban, me limitaban… años de imaginar e imaginar tantas formas de hacerlo
para que ellos me dejasen encerrada, haciéndome sentir vergüenza por esas cosas
que pensaba.
Un temor
llenaba mi cabeza. Puede que no sea bueno ser demasiado lasciva. Puede que
tenga que ser como las demás, buena y silenciosa. Conformista… poco creativa.
Puede que deba erradicar esa curiosidad de experimentar, de probar.
Suspiro de
placer.
Esto se siente
demasiado bien como para ser malo. Él me aprieta contra su cuerpo agarrando muy
fuerte mis caderas, mis nalgas.
En este
momento decido que me da igual que sea malo. Lo quiero todo y ahora.
Después de
tanto tiempo desde la primera vez me hace sentir lo mismo. Muerde mi labio
inferior y me hace consciente de su erección por su proximidad. Sabe cómo hacer
que pierda la cabeza. Sólo él sabe.
“Esa chica que
lo pensaba todo, que abanderaba la razón y la lógica como única vía de acción
se come sus palabras y todo lo que ha defendido por culpa de este chico” pienso
con ironía.
Es con la
única persona con la que no pienso ni tiene sentido pensar. Me dejo ir por la
marea de sus caricias y de sus miradas, me promete terrenos donde no existe la
lógica y me encanta.
Mi piel se
pone en guardia. Me acerco y acaricio mi cuerpo contra el suyo para decir sin
palabras lo que quiero y deseo.
El sonido de
las cremalleras y botones abriéndose me enciende. Me mira con promesas en los
ojos porque sabe que sólo él consigue mi locura. Me repasa los labios con los
dedos… mi lengua investiga, saborea. Desciende húmedo por mi cuello hacia mis
pezones. Los bordea y pellizca con suavidad.
Noto la cama
detrás de mis piernas y me siento en ella. Lo contemplo en toda su gloria y poco
a poco me insinúo. Sólo con él sale mi lado malvado, despierto. Me siento
segura cuando su mirada me devora. Me tumbo despacio para que aprecie cada uno
de mis movimientos. Rozo con la lengua mis dedos y bajo lentamente hacia ese
lugar que lo vuelve loco. Me toco para él porque la vergüenza dejo de existir
en el momento en que lo conocí.
Los demás me
limitaban… él me libera.
No es nada malo
lo que hacemos y ahora lo sé. Y agradezco que me haga ver la naturalidad de
este momento y lo cuerda que estoy por disfrutarlo.
Se acerca con
la cara desencajada. Yo consigo provocar eso en él y eso me enciende aún más.
Cuando lo
tengo encima, como las veces anteriores, me lame y besa como si el mundo se
acabase. Me palpa y me disfruta. Su salvajismo me vuelve loca.
Una palmada
fuerte de su mano en mi trasero me
vuelve agresiva, yo contesto con besos de boca abierta y lengua profunda. Lo
castigo con mi lengua por ser mi delirio. Lo agresivo aumenta exponencialmente
las sensaciones que siente. Que sentimos.
Me penetra y
grito de satisfacción. Esto era lo que quería y siempre quiero. La bofetada en
el trasero se repite y hace que me mueva salvaje contra sus caderas. Nos
besamos tan profundamente que me mareo.
Agarro las
sábanas con mis manos.
El sexo
siempre es así de intenso y eso es lo que esperaba, lo que ansiaba.
Suspiramos y
gemimos con cada movimiento. Poco a poco el placer se ve en el horizonte. Ronroneo
de deleite contra su boca. La intensidad sube. Sin parar le araño la espalda y
le muerdo la oreja. Bajo mis manos hacia sus nalgas y aprieto con fuerza para
acompañarlo en su ir y venir. Sintiéndolo.
Me susurra al oído
esas cosas que me encantan. Yo siento el doble. Millones de partículas bullen
dentro de mí.
Es cómplice de
mis deseos y lo sabe. Sabe mejor que yo lo que quiero. Lee mi cuerpo y mis
sonidos y contesta justo en la forma que me gusta y anhelo.
Me hace
estremecer. Mi excitación se desborda. Muerdo mi labio inferior como único
salida a tanto placer. Mis manos apresan su pelo. Aprieto las nalgas. Suspiro entrecortadamente.
Me entrego a la más bella agonía.
Y exploto.
Sólo con notarme
él también me acompaña. Nos caemos juntos al precipicio del orgasmo y
recuperamos el aliento.
Caemos
rendidos en la cama. Nos miramos cómo unos amigos que comparten un secreto lo
hacen.
Pero en ese
preciso momento algo se rompe dentro de mí. El corazón me late desbocado al mirarlo
y saber que no es mío. Me doy cuenta estrepitosamente de que quiero eso para
siempre y él no piensa lo mismo.
Lo quiero a él.
Me incorporo cómo
si me hubieran dado una descarga y me marcho.
Me excuso y me
voy al baño. Me lavo la cara como si así eliminase los restos de mentira y
pudiera ver con claridad mis pensamientos. Mi alma.
Observo mi
reflejo y reflexiono. Para mí es genial la relación que tenemos, yo aprendo y
experimento pero siempre dentro de la amistad. Desde el principio supe que él
no me daría lo que estaba buscando. No quiere compromiso y no me querrá nunca.
Suspiro.
¿Cuándo se me
ha ido de las manos? Dirijo la mirada hacia ellas como si me dieran la
respuesta. ¿Cuándo cojones me he perdido en este juego? Él no quiere nada. Sólo
es sexo y sé que no me ve de otra forma y aún así ¿Quiero más?
Claro que
quiero más. Quiero lo que sé que merezco y él no quiere darme. Lo conozco
demasiado bien y es inútil intentar algo más que la relación que compartimos.
Me he perdido
tanto que sin previo aviso me he enamorado.
Cuando dejo de
engañarme el pecho se oprime y el estomago se resiente. Dolor.
Es doloroso
pero esto tiene que acabar.
Salgo y
comienzo a vestirme. Se le ve consternado. No sabe qué pasa. La sinceridad y la
puta honestidad acuden a mí como siempre. Se merece la verdad y se la digo. Termino
de vestirme y encuentro como despedida un rostro helado por la sorpresa y la
lucha interna.
Cojo mis cosas
y me marcho. Sé perfectamente cómo termina esto. No luchara contra sus
fantasmas y abrirá la puerta para sentirme y arriesgarse. No soy nada para él.
Cierro la
puerta de su casa detrás de mí y bajo las escaleras. Todo ha sucedido tan
rápido que ni yo me lo creo.
Sólo quiero
ser feliz.
Lágrimas
acuden a mis ojos y me sujeto a la pared para no caer. Mi corazón se rompe.
Sigo sin saber cómo he podido llegar tan lejos sin darme cuenta, sin querer
verlo.
Soy la chica
con la que tienen sexo pero con la que nadie quiere comprometerse, sentir. Lo
he aprovechado y ha salido mal.
Llego al portal
y cojo aire. Me pongo recta. Me recompongo. Inspiro hasta que los pulmones me
duelen. El aire es frío.
-
- Se acabó –
me susurro cuando abro la puerta para marcharme y no volver.
Me congelo.
Ha sido mi
imaginación la que ha pronunciado mi nombre por las escaleras.
Se repite.
Esta vez le acompañan unos pies bajando a toda prisa.
Mi corazón
late… desbocado.
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