miércoles, 4 de febrero de 2015

Desbocado

Relato que me sorprendió porque se escribió solo.


11/12/13

Últimamente estoy inspirada y se nota. Se nota tanto que ni yo me lo creo. Este texto como siempre, está basado en algo que me ha llamado muchísimo la atención y con un toque de experiencia personal me inspira para relatarlo de forma que os guste.

Así que este video http://www.youtube.com/watch?v=etD9bIOR2JY  sumado a mi experiencia y mi imaginación dan como resultado esto.
A mí este especialmente me ha encantado cuando lo he leído terminado. Disfrutadlo como yo lo he disfrutado al escribirlo.


El beso pasa a ser profundo.


Tan profundo que me ahogo en su lengua. Sus manos recorren mi piel y lo deseo en los lugares íntimos, aquellos que sólo él ha tocado. 


Tantos han pasado por la carretera de mi vientre y a ninguno he deseado. Ninguno ha despertado en mi eso que estaba dormido y ahora grita de triunfo por el despertar tan esperado y ansiado.


Todos me acotaban, me limitaban… años de imaginar e imaginar tantas formas de hacerlo para que ellos me dejasen encerrada, haciéndome sentir vergüenza por esas cosas que pensaba.


Un temor llenaba mi cabeza. Puede que no sea bueno ser demasiado lasciva. Puede que tenga que ser como las demás, buena y silenciosa. Conformista… poco creativa. Puede que deba erradicar esa curiosidad de experimentar, de probar.


Suspiro de placer.


Esto se siente demasiado bien como para ser malo. Él me aprieta contra su cuerpo agarrando muy fuerte mis caderas, mis nalgas.


En este momento decido que me da igual que sea malo. Lo quiero todo y ahora.


Después de tanto tiempo desde la primera vez me hace sentir lo mismo. Muerde mi labio inferior y me hace consciente de su erección por su proximidad. Sabe cómo hacer que pierda la cabeza. Sólo él sabe.


“Esa chica que lo pensaba todo, que abanderaba la razón y la lógica como única vía de acción se come sus palabras y todo lo que ha defendido por culpa de este chico” pienso con ironía.


Es con la única persona con la que no pienso ni tiene sentido pensar. Me dejo ir por la marea de sus caricias y de sus miradas, me promete terrenos donde no existe la lógica y me encanta.


Mi piel se pone en guardia. Me acerco y acaricio mi cuerpo contra el suyo para decir sin palabras lo que quiero y deseo.


El sonido de las cremalleras y botones abriéndose me enciende. Me mira con promesas en los ojos porque sabe que sólo él consigue mi locura. Me repasa los labios con los dedos… mi lengua investiga, saborea. Desciende húmedo por mi cuello hacia mis pezones. Los bordea y pellizca con suavidad.


Noto la cama detrás de mis piernas y me siento en ella. Lo contemplo en toda su gloria y poco a poco me insinúo. Sólo con él sale mi lado malvado, despierto. Me siento segura cuando su mirada me devora. Me tumbo despacio para que aprecie cada uno de mis movimientos. Rozo con la lengua mis dedos y bajo lentamente hacia ese lugar que lo vuelve loco. Me toco para él porque la vergüenza dejo de existir en el momento en que lo conocí.


Los demás me limitaban… él me libera.


No es nada malo lo que hacemos y ahora lo sé. Y agradezco que me haga ver la naturalidad de este momento y lo cuerda que estoy por disfrutarlo.


Se acerca con la cara desencajada. Yo consigo provocar eso en él y eso me enciende aún más.


Cuando lo tengo encima, como las veces anteriores, me lame y besa como si el mundo se acabase. Me palpa y me disfruta. Su salvajismo me vuelve loca.


Una palmada fuerte de su mano  en mi trasero me vuelve agresiva, yo contesto con besos de boca abierta y lengua profunda. Lo castigo con mi lengua por ser mi delirio. Lo agresivo aumenta exponencialmente las sensaciones que siente. Que sentimos.


Me penetra y grito de satisfacción. Esto era lo que quería y siempre quiero. La bofetada en el trasero se repite y hace que me mueva salvaje contra sus caderas. Nos besamos tan profundamente que me mareo.


Agarro las sábanas con mis manos.


El sexo siempre es así de intenso y eso es lo que esperaba, lo que ansiaba.


Suspiramos y gemimos con cada movimiento. Poco a poco el placer se ve en el horizonte. Ronroneo de deleite contra su boca. La intensidad sube. Sin parar le araño la espalda y le muerdo la oreja. Bajo mis manos hacia sus nalgas y aprieto con fuerza para acompañarlo en su ir y venir. Sintiéndolo.


Me susurra al oído esas cosas que me encantan. Yo siento el doble. Millones de partículas bullen dentro de mí.


Es cómplice de mis deseos y lo sabe. Sabe mejor que yo lo que quiero. Lee mi cuerpo y mis sonidos y contesta justo en la forma que me gusta y anhelo.


Me hace estremecer. Mi excitación se desborda. Muerdo mi labio inferior como único salida a tanto placer. Mis manos apresan su pelo. Aprieto las nalgas. Suspiro entrecortadamente. Me entrego a la más bella agonía.


Y exploto.


Sólo con notarme él también me acompaña. Nos caemos juntos al precipicio del orgasmo y recuperamos el aliento.


Caemos rendidos en la cama. Nos miramos cómo unos amigos que comparten un secreto lo hacen.


 Pero en ese preciso momento algo se rompe dentro de mí. El corazón me late desbocado al mirarlo y saber que no es mío. Me doy cuenta estrepitosamente de que quiero eso para siempre y él no piensa lo mismo.


Lo quiero  a él.


Me incorporo cómo si me hubieran dado una descarga y me marcho.


Me excuso y me voy al baño. Me lavo la cara como si así eliminase los restos de mentira y pudiera ver con claridad mis pensamientos. Mi alma.


Observo mi reflejo y reflexiono. Para mí es genial la relación que tenemos, yo aprendo y experimento pero siempre dentro de la amistad. Desde el principio supe que él no me daría lo que estaba buscando. No quiere compromiso y no me querrá nunca.


Suspiro.


¿Cuándo se me ha ido de las manos? Dirijo la mirada hacia ellas como si me dieran la respuesta. ¿Cuándo cojones me he perdido en este juego? Él no quiere nada. Sólo es sexo y sé que no me ve de otra forma y aún así ¿Quiero más?


Claro que quiero más. Quiero lo que sé que merezco y él no quiere darme. Lo conozco demasiado bien y es inútil intentar algo más que la relación que compartimos.


Me he perdido tanto que sin previo aviso me he enamorado.


Cuando dejo de engañarme el pecho se oprime y el estomago se resiente. Dolor.


Es doloroso pero esto tiene que acabar.


Salgo y comienzo a vestirme. Se le ve consternado. No sabe qué pasa. La sinceridad y la puta honestidad acuden a mí como siempre. Se merece la verdad y se la digo. Termino de vestirme y encuentro como despedida un rostro helado por la sorpresa y la lucha interna.


Cojo mis cosas y me marcho. Sé perfectamente cómo termina esto. No luchara contra sus fantasmas y abrirá la puerta para sentirme y arriesgarse. No soy nada para él.


Cierro la puerta de su casa detrás de mí y bajo las escaleras. Todo ha sucedido tan rápido que ni yo me lo creo.


Sólo quiero ser feliz.


Lágrimas acuden a mis ojos y me sujeto a la pared para no caer. Mi corazón se rompe. Sigo sin saber cómo he podido llegar tan lejos sin darme cuenta, sin querer verlo.


Soy la chica con la que tienen sexo pero con la que nadie quiere comprometerse, sentir. Lo he aprovechado y ha salido mal.


Llego al portal y cojo aire. Me pongo recta. Me recompongo. Inspiro hasta que los pulmones me duelen. El aire es frío.

-             
                -  Se acabó – me susurro cuando abro la puerta para marcharme y no volver.


Me congelo.


Ha sido mi imaginación la que ha pronunciado mi nombre por las escaleras.


Se repite. Esta vez le acompañan unos pies bajando a toda prisa.


Mi corazón late… desbocado.


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