Los cambios siempre son buenos, pero son cambios y duelen. Sobretodo si son los del corazón, donde se deja la piel y las ganas. Hace días que escríbí eso pero todos los que me conocen saben que hasta que no lo escribo, no lo escupo, no lo saco y dejo salir. Pues junto con una canción, dejó aquí lo último que habla de él, mis últimos pensamientos sobre esto que me ayuden a curar. Cerrar la herida.
Está es la canción y junto a ella os dejo mis ilusiones muertas, mis decepciones amargas y mi realidad llena de recuerdos. Espero que os guste, está cargado de mi y de parte de lo que he vivido. Gracias por ser complices de esta historia.
Querer duele.
Entregas todo, tus intenciones,
esperanzas, sueños, das tu mejor esfuerzo.
Cada día dejas un poco más de ti en una
relación que se te antoja pequeña para lo poco que dura la vida.
Porque mil vidas no serían
suficientes, y lo seguirías queriendo con cada célula de tu piel.
Algo me oprime el pecho y ahogo
un llanto. No puedo creer que una se quede vacía y esto sea tan doloroso.
Me araño la piel intentando sacarme
todo de dentro, todo ese dolor que solo me deja respirar para vivir, comer lo
justo y dormir lo necesario.
Tantas preguntas y sentimientos
aprietan mi corazón que siento que me desgarran por dentro.
Lloro.
Sin barreras ni frenos.
Todo sale a borbotones como una
presa que se abre paso, destruyendo todo a su paso.
Y parece que no va a parar nunca.
Ya no volveré a ver sus ojos, a
tocar su cara, acariciarle el pelo, besarlo.
Sentirlo.
Se supone que debo dejar de quererlo.
Ya no me cuidará y me querrá
jamás. Han pasado días y sigo llorando lo mismo. Miro mi teléfono rogando
un
mensaje.
-
Por favor, vuelve – susurro. Tan débil como sé
que es ese pensamiento y la probabilidad de que regrese junto a mí.
Y sigo llorando como su acabara
de pasar. Deseando que donde quiera que este, me eche de menos como yo a él.
Amar duele.
Cierro los ojos y cuento,
intentando pensar en otra cosa.
Uno…
Recuerdo su cara, el nudo en el
estomago al verlo la primera vez, sin tener ni idea de que esto sería tan
grande. Cómo estaba tan nervios, como yo. Ambos tímidos en un banco, bajo la
lluvia.
Dos…
-
¿Alguna vez
veré esa espalda?
-
Bueno con
el tiempo sí, no sé.
-
¿No vamos
a ser solo amigos?
-
¿Quieres que
solo seamos amigos?
Y de repente me besa para cambiarme
el mundo, la vida, mi forma de ver las cosas.
Ese beso me dijo que aquí dejaría mucho, mi vida no iba a ser
igual.
Tres…
Y salté a sabiendas de que supe en ese segundo
que dejaría hasta la piel. La razón era simple. Me besaba como si fuera lo más
delicado y con la mínima presión me
fuera a romper.
Yo siempre he sido la dura, la
que lo aguanta todo… y de repente soy una flor en sus labios. Me acariciaba la
cara como si fuera a desaparecer y ese momento no fuera a repetirse.
Me hace sentir frágil, pero
protegida. Un espacio en el cual poder descansar, bajar las armas y las defensas.
Poder quedarme desnuda sin miedo a ser herida.
Sabía que nunca me haría daño.
Sabía.
Cuatro…
Tímida y con miedo a no gustarle,
nos besamos y hacemos el amor con la necesidad en los ojos, en la
sangre. Con
sus caricias siento todo lo que piensa y yo lo toco con suavidad para que note
mi amor, mis ganas de cuidarlo. Que supiera que todo lo que siente y me da
tiene respuesta.
Mi alma se enciende por tenerlo
conmigo.
Lloro de miedo. Él me abraza y me
salva de esos pensamientos, de las horribles dudas. Yo no he podido salvarlo a
él, no ha querido que lo salvara.
Lo quiero tanto.
Cinco…
Nos reímos sin parar. Lo persigo haciéndole
cosquillas y me encanta verlo tan desarmado y pequeño. Verlo sonreír y pensar
que soy yo la que puede hacer todo eso, me llena desde dentro y llega hasta cada
gramo de mí.
Yo sola soy capaz de hacerlo feliz,
y como sea igual que lo que él consigue hacer conmigo, puedo considerarme muy
afortunada.
Seis…
Los recuerdos no paran de llegar
y la idea era pensar en blanco. Nos pasamos dos horas en un coche, todo para
ver que había puesto todas sus ganas en darme mi primera fiesta sorpresa. Solo porque
quería verme feliz.
Siete…
El dolor aumenta, no se detiene. Solo
veo cada cosa que hemos pasado y que se acaba en un mensaje en el móvil.
No quiere verme y despedirse,
dejarme se le ha ocurrido sobre la marcha, no piensa en que me pierde ni en
solucionarlo. No me quiere. Y con dejarme por teléfono para él es suficiente.
Ocho…
Duele demasiado. No ha venido a
dejarme y comprobar sí es lo que quiere. No quiere espacio, no quiere luchar
por lo nuestro. Todo lo que teníamos se ha ido, se escapa entre mis dedos y
como el humo, solo puedo verlo pero no mantenerlo, agárralo fuerte. Demostrarle
que merece la pena.
Nueve…
No me quiere.
Dejo de contar.
Es una tontería y no sirve de
nada.
Me quedo llena de fotos suyas, de
un dibujo que quería darle para compensar que no nos vemos tanto pero que sigo
ahí. Que me tiene a su lado todo el día.
“A lo mejor yo tengo dinero y tu
no”
Joder. No creía en mí. Ni un
poquito. Mi lucha diaria para mejorar mi vida no significa nada para él. No me
entiende, no confía. Hace que me sienta tan sola, tan fuera de lugar junto a él
que lo tiene todo.
Todo me sabe a él, series, música,
todo. No quiero hacer nada si sé que no estará ahí.
Ya no volveré a escucharlo
llamarme “enana”.
El corazón solo espera que un
mensaje sea suyo, poder leer “necesito verte”.
Las lágrimas no me dejan ver
nada, solo a él con otra que lo haga feliz.
Joder
Quería ser yo quien lo hiciera feliz.
Quería hacerle el amor yo, cuidarlo yo, porque me estaba dejando la piel y para
mí ya podía estar para siempre haciéndolo que valía la pena.
Quería verlo crecer yo. Ayudarlo y
mimarlo. Lucha con él y andar en el camino que llamamos vida.
Porque para mí era perfecto de
pies a cabeza. Tan cariñoso, tan pendiente. Era escucharme toser y ya estaba
ahí para preocuparse y desvelarse. Junto
a él vinieron tantas cosas buenas que no podía creer que pudiera merecer tanto.
Abrazarlo mientras dormía era mi regalo,
mi tesoro, mi recompensa.
Y de repente todo debe acabarse. Piensas
que es una mala racha, pasajero, él te quiere, te entiende y tendrá paciencia….
No.
Para él, en la primera
dificultad, todo se ha acabado, me ha dejado de querer ante la primera piedra.
No soy una chica que lo acompañe en lo que quiera, no. Soy aburrida, no tengo
facilidad para poder verle. Soy una desmotivación para él.
Dos espíritus diferentes, para mi
luchar era síntoma de algo bueno, algo que se está creando y construyendo.
Para
el solo significaba cansancio, problemas, frío.
Solo puedo dejarlo ir, esperando
que el tiempo pase lo suficientemente rápido como para que el dolor no me
atosigue, no me deje mucha cicatriz.
Despertarme un día y no acordarme
de él ni un instante. Ahora parece un mundo pero pasará.
Aunque mi corazón siempre salte
al verlo.
Lloro.
Mi mente piensa y analiza, mi corazón
solo sabe una cosa.
Amar duele.
Y duele como el puto infierno.