lunes, 2 de febrero de 2015

Dejarse llevar y sus maravillas

Una de las cosas que me ha enseñado un amigo y fotógrafo es disfrutar de la fotografía. Pueden salir fotos geniales cuando la idea está trabajada, pero eso de coger la cámara y salir sola durante horas para hacer fotos de lo que veas y encuentres es genial. Será eso de que aparezca ante ti una imagen preciosa y la congeles como puedas. Una emoción, una expresión... es la poesía de la fotografía. 

Puede que me haya puesto un poco moñas pero el resultado es muy gratificante. Aquí os dejo las primeras fotos que saqué así, andando mientras charlábamos. A mí me encantan.

Gracias a él aprendí muchísimo ese día, desde el retoque en photoshop que se le puede hacer hasta ver cosas que nunca habría mirado de esta forma. Un día muy bonito y productivo.






Aunque esta fotografía merece una mención. Este coche está en Tomares y lo veía cada día por la ventana del autobús. Cada día lo miraba y sentía que debía fotografiarlo. Un día me bajé y lo hice, tomé una de las fotos más bonitas que he tomado. Un coche enredado y perdido entre el color verde, entre las hojas. Y encima era precioso. 
No pude resistirme. Mereció la pena llegar tarde a casa ese día.






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